Esta es una pregunta que todo dueño de vehículo se hace. Para visualizar el análisis necesario para responder, imagínese dos gráficos.
El primero muestra la depreciación en cada año, es decir la pérdida de valor del vehículo por el paso del tiempo, amortiguado en caso de poco recorrido y uso sólo para traslado familiar y aumentado por alto kilometraje y uso severo, e.g. en una faena minera. Ese gráfico revela una alta depreciación inicial, que disminuye en el tiempo.
El segundo muestra el costo de operación, que va en aumento a través del tiempo a cuando haya que cambiar repuestos más caros, tales como neumáticos, kits de distribución y kits de embrague. En la medida que el vehículo sea mantenido de acuerdo a la pauta del fabricante, la curva aumentará gradualmente con el tiempo. Si sólo se repara cuando deja de andar, la curva tendrá una alta pendiente, en parte por que empezarán a fallar componentes de baja rotación y por lo tanto caros, difíciles de obtener y, probablemente, no disponibles como alternativos de menor precio.
En su mente mueva el primer gráfico sobre el segundo. Si el costo en un año, considerando también la confiabilidad que entrega, aumenta por sobre la depreciación inicial del vehículo que lo reemplazará, ese es el momento de comprar un vehículo nuevo. Típicamente eso sucede despues del cuarto año.
La ley que determina si un vehículo que alguna vez descontó el IVA de su compra puede ser vendido sin tener que cobrar IVA y remitirlo al fisco es complicada. Además está escrita en un lenguaje de un estilo y extensión diferente al que usa Mecánica Simple, cuyo objeto es resumir en pocas palabras lo que el automovilista necesita saber. Me limitaré a mencionar que se hace más atractivo vender ese tipo de vehículo al lograr la antiguedad necesaria para no tener que pagar IVA.
Vehículos modernos bien cuidados duran más de cuatro años. Un buen vehículo bien cuidado debiese entregar de séis a ocho años de servicio confiable. Si su vehículo está hecho pebre antes de cumplir cuatro años, es mejor primero corregir la forma en que se conduce y mantiene. No hay análisis numérico que sirva ante la inmediata destrucción de una máquina.
Una vez resuelto los problemas de manejo y mantenimiento, entonces buscar la superposición de los gráficos.
Hasta la próxima nota.
Thomas Poulos
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