La Real Academia define mito como “persona o cosa a las que se atribuyen cualidades o excelencias que no tienen, o bien una realidad de la que carecen”. En mecánica, los mitos tienden a ser basados en una realidad de tiempos pasados que ya no es aplicable.
Un mito que sigue es que mientras más octanaje tiene la gasolina, mejor la potencia, economía y suavidad del auto.
El octanaje es la resistencia de la gasolina a detonar. La regla general es que a mayor relación de compresión del motor, mayor el octanaje requerido. Mientras más alto el octanaje, menos probable es que se empiece a quemar antes de completar el tiempo de compresión del motor, con lo que detona correctamente en el tiempo de explosión que le sigue.
Años atrás los autos regulaban la mezcla de aire y gasolina que ingresaba a los cilindros usando carburadores, los que son mucho menos precisos que los sistemas de inyección electrónica actuales. Los carburadores requieren frecuentes ajustes para que sigan entregando la mezcla ideal. Si no se hacen bien esos ajustes y la mezcla queda muy rica, una parte de la gasolina no se quema, depositándose como carbonilla que luego se detona en momentos inapropriados, causando el “knock” o golpeteo del motor. La solución era usar gasolina de mayor octanaje, que minimizaba la detonación prematura. Ese es el origen del mito actual.
Los sistemas de inyección electrónica en los autos modernos están diseñados para un octanaje específico. Sus motores no aprecian ser alimentados con un octanaje menor ni se sienten regaloneados con octanajes mayores.
En conclusión: póngale a su auto el octanaje que especifique su fabricante. El uso de octanajes superiores al contemplado en el diseño del motor puede causar que gasolina sin quemar perjudique los sistemas de control de emisiones, incluyendo al convertidor catalítico.
Tendrá la triple satisfacción de cuidar mejor su auto, ahorrar dinero y liberarse del mito, por el sólo esfuerzo de leer esta columna.
Thomas Poulos
ExpressAuto
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© Thomas Poulos 2014
Escrito por: Thomas Poulos