En 6.2 a 8 del libro de las Revelaciones, Juan habla de cuatro figuras que simbolizan eventos terribles a suceder al final de los tiempos, los que son generalmente entendidos como: el anticristo, la guerra, la hambruna y la muerte y devastación.
Guardando las proporciones, sin un cuidado adecuado, su vehículo también se enfrenta a cuatro eventos terribles:
1. Fallas en los frenos, dirección o suspensión y/o desgaste excesivo de neumáticos, que haga perder el control del vehículo, causando un accidente.
2. El “calentón”, por falta de aceite de motor o refrigerante, falla de las bombas que los recirculan, termostato que no abre, mangueras cuarteadas, radiador tapado o perforado y una variedad de otras causas. El primer resultado es la deformación de la culata, dejando que salga aceite por la empaquetadura, se mezcle el refrigerante con el aceite y se estiren los pernos de culata. Se debe retirar la culata, llevarla a rectificar y montarla con empaquetaduras nuevas. Una culata típica acepta hasta dos rectificadas, luego debe de ser reemplazada. Aún más serio es cuando se “funde” el motor, quedando los anillos de los pistones pegados a las paredes de los cilindros. Algo fácil de prevenir y muy caro de reparar.
3. El corte de la correa de distribución, por no reemplazarla cuando lo pide el fabricante. Hace que las válvulas queden fuera de control y se doblen y dañen los pistones, balancines y los asientos de válvula.
4. La falla de la inyección de combustible, causado por filtros sucios, particularmente en los motores diesel. La reparación puede ser costosa.
Cada uno de estos eventos es prevenible a un costo muy inferior al de las consecuencias. Haga el mantenimiento según la pauta del fabricante. Ahorrará dinero y no conocerá anticipadamente el fin de los tiempos de su vehículo y, lo que es más importante, el propio.
Thomas Poulos
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© Thomas Poulos 2014
Escrito por: Thomas Poulos